n un viaje profundo hacia las raíces de la migración japonesa en México, la cineasta y artista visual Sumie García presentó su nuevo documental, “Yurei”. Estrenado recientemente en salas, el film ofrece una reflexión sobre la migración japonesa y otros temas a través de una narrativa articulada por la danza y testimonios personales.

El origen de “Yurei” se remonta a un cortometraje previo de García, titulado “Relato familiar”. En él, la directora exploraba la historia de su abuelo, un sobreviviente de Hiroshima que gestionaba una tienda de fotografía en la colonia Santa María la Ribera de la Ciudad de México. Este descubrimiento, que ocurrió a finales de sus veintes, fue impactante para García, y la llevó a profundizar en la historia de la migración japonesa en el país.

Durante la difusión de “Relato familiar”, García conoció a la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Daily Melgar, quien le compartió múltiples historias sobre la migración japonesa a México. Este encuentro la conectó con otras personas y le permitió comprender que el silencio generacional respecto a estas historias era una experiencia común, no solo en su familia.

“Yurei” se desarrolla en cinco capítulos y recorre diversas regiones de México, desde la frontera sur hasta la frontera norte, pasando por Temixco, Perote y la Ciudad de México. La estructura del documental muestra una progresión tanto en la danza como en el formato narrativo, avanzando desde la rigidez del teatro Noh japonés, pasando por el Butoh, hasta una danza personal y una exploración íntima y sensorial.

El documental combina testimonios íntimos y una exploración del paisaje y la coreografía para cuestionar la formación y teatralidad de la identidad individual y colectiva. “La historia velada de los mexicanos japoneses y el impacto perdurable del silencio histórico en sus descendientes se retrata con delicadeza, permitiendo una reflexión profunda sobre la identidad y la memoria”, comentó García.

“Yurei” es una obra que invita al espectador a sumergirse en la historia de la migración japonesa a México, explorando no solo los orígenes de estas comunidades, sino también los efectos del silencio histórico y las emociones que muchas veces quedan sin nombre. La película es una exploración artística y sensorial que promete dejar una huella duradera en quienes la vean.