Este jueves 19 de septiembre, a las 11:00 horas, se llevará a cabo el Simulacro Nacional 2024, una actividad que se realiza en honor a los sismos que sacudieron a México en 1985 y 2017. Estos eventos, que marcaron la historia del país, son un recordatorio de la importancia de estar preparados ante la posibilidad de nuevos movimientos telúricos.

México está ubicado en una región donde convergen cinco placas tectónicas, lo que lo hace propenso a temblores constantes. Específicamente, el 19 de septiembre se ha convertido en una fecha simbólica, ya que tres terremotos importantes han ocurrido en este día en menos de 40 años.

El primero de estos sismos fue en 1985, con una magnitud de 8.1, dejó más de 10 mil muertos y causó enormes destrozos en la Ciudad de México. El segundo, en 2017, con epicentro en Puebla de magnitud 7.1, dejó 319 muertos, ocurriendo solo unas horas después de un simulacro nacional. Y el más reciente, en 2022, fue de magnitud 7.6, aunque no causó tantos daños, pero se sintió intensamente en varias zonas del país.

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En un comunicado oficial, la presidenta electa anunció que 16 mandatarios estarán presentes en su toma de protesta como presidenta de México el próximo 1 de octubre, entre ellos el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego; y el primer ministro de Belice, John Briceño.

Además, se contará con la participación de delegaciones de alto nivel, como la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, quien representará al presidente Joe Biden, y el expresidente alemán Christian Wilhelm Walter Wulff, en representación de Alemania.

El evento contará también con la presencia de 17 representantes ministeriales, cuatro vicepresidentes y embajadores de varios países, lo que destaca la importancia de este momento histórico para México y el mundo.

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La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, respondió a las declaraciones del expresidente Ernesto Zedillo sobre la reforma judicial. En su conferencia del pasado martes, Sheinbaum comentó que no coincidía con la opinión de Zedillo y lo calificó como parte del “viejo régimen de corrupción y privilegios”.

Zedillo había señalado que la reforma destruirá el sistema judicial y que “enterrarán la democracia mexicana y lo que quede de su frágil estado de derecho”. También dijo que la frustración del presidente por no tener una Suprema Corte sumisa “ha evolucionado hasta convertirse en una venganza”.

Ante esto, Sheinbaum consideró que el Poder Judicial actual “no representa los intereses de los mexicanos” y afirmó que existen problemas de corrupción y nepotismo. Recordó que la administración de Zedillo “quería privatizar, en 1999, todo el sector eléctrico“, añadiendo: “Cada quien con su autoridad moral”. Además, sostuvo que “nuestros adversarios no tienen voceros”.

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