Donald Trump amenazó con multar al estado de California luego de que una atleta transgénero ganara una competencia estatal femenil. A través de su red social Truth Social, el presidente estadounidense criticó la participación de “un hombre biológico” en la final y acusó al gobernador Gavin Newsom de permitirlo, calificándolo de “corrupto”.

Trump recordó que ya había firmado un decreto en febrero para impedir la participación de mujeres trans en deportes femeninos, una de sus promesas de campaña. Además, ha impulsado otras restricciones como la prohibición de cirugías y tratamientos hormonales para menores de 19 años, la exclusión de personas trans del ejército y la eliminación de políticas de inclusión federal.

Varios estados, como Maine y Minnesota, han tratado de frenar estas medidas por considerarlas ilegales, mientras que organizaciones como Human Rights Watch las señalan como violatorias de los derechos de la comunidad trans.

Lo que parecía una dupla poderosa entre Elon Musk y Donald Trump terminó en un inesperado “ya no somos”. Lo que empezó con críticas, pasó por reconciliaciones millonarias y culminó con una ruptura silenciosa pero contundente. ¿Qué pasó entre el CEO más excéntrico y el presidente más polémico? Aquí te contamos toda la historia sin filtros, sin flores y sin favoritismos.

Un inicio con roces

Aunque parezca lejano, Musk no siempre fue fan del expresidente. Lo criticó por su postura frente al cambio climático y renunció a sus consejos asesores cuando Trump sacó a EE.UU. del Acuerdo de París. En ese momento, Elon dejó claro que su prioridad era el planeta, no el poder.

La reconciliación millonaria

Después de años de dimes y diretes (y hasta insultos públicos), Musk reinstaló la cuenta de Trump en X. Para 2024, ya estaban codo a codo: Elon apoyó con millones su campaña, asistió a mítines, propuso ideas para hacer “eficiente” al gobierno y hasta se le nombró líder de una oficina especial (DOGE). Se hacía llamar el “First Buddy”. Literal.

El quiebre: diferencias que cuestan caro

El amor político duró poco. En mayo de 2025, Musk criticó fuertemente el plan fiscal de Trump, señalando que aumentaría el déficit. Dijo que el proyecto “no puede ser grande y bello a la vez”, y anunció su salida del equipo DOGE el 28 de mayo. Según fuentes oficiales, no hubo charla de despedida con Trump. Fue un “me voy” silencioso, pero muy claro.

¿Quién dejó a quién?

Aunque hubo rumores de que Trump lo echó, los datos apuntan a que Musk se fue por decisión propia. Estaba harto de la burocracia, molesto con el rumbo fiscal y prefirió enfocarse en Tesla. A esto se suman tensiones internas y críticas cruzadas que ya se venían acumulando.

Musk y Trump protagonizaron una relación política de novela: pasaron de adversarios a aliados y volvieron a separarse, todo en menos de una década. Las diferencias ideológicas, los egos gigantes y las prioridades personales pesaron más que cualquier alianza. Al final, cada uno regresó a su mundo: Trump en campaña, Musk en sus cohetes. Y el gobierno, entre ambos, quedó como espectador.

Elon Musk dejó su cargo como asesor especial del Departamento de Eficiencia Gubernamental en la administración Trump. Aunque agradeció la oportunidad, señaló que una reciente reforma fiscal va en contra de los esfuerzos para reducir el gasto público, ya que podría aumentar el déficit en 3.8 billones de dólares en los próximos diez años.

Durante su tiempo en el cargo, Musk encabezó iniciativas que lograron recortes federales por 160 mil millones de dólares, lejos del objetivo inicial de 2 billones. Su renuncia también ocurre mientras enfrenta presiones por la caída del 71% en las ganancias de Tesla, lo que lo obliga a enfocarse nuevamente en sus empresas.

La administración Trump confirmó la salida de Musk y dijo que continuará con los planes de reducción de gasto, pese a las críticas internas por el impacto de la nueva legislación.