La Opinión
Renegociación del TMEC: Desafíos, Aranceles y Áreas de Oportunidad
Por Bernardo Bosch

En el complejo entramado de relaciones internacionales y acuerdos comerciales, pocos tratados han tenido un impacto tan significativo como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Este pacto, que ha servido como columna vertebral del comercio en Norteamérica desde su firma original en 1994, enfrenta hoy una de sus crisis más severas, provocada por las amenazas de aranceles del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Ante este escenario, es indispensable analizar los retos y oportunidades que esta renegociación podría representar para México, sus socios y la economía de la región.
Las amenazas de Trump: ¿táctica o realidad?
Donald Trump, conocido por sus estrategias de negociación impredecibles, ha anunciado la imposición de aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá. Aunque algunos expertos lo ven como un movimiento estratégico para presionar a sus socios, la amenaza no deja de generar incertidumbre. Estas medidas, justificadas por cuestiones como el flujo migratorio, el narcotráfico y la competencia comercial, podrían desestabilizar una relación trilateral que aporta grandes beneficios económicos a las tres naciones.
En su momento, aranceles similares impuestos por Trump durante su primera presidencia tuvieron efectos adversos para la economía estadounidense. Según economistas, repetir esta fórmula sería perjudicial para los consumidores y las empresas de Estados Unidos, altamente dependientes de bienes manufacturados en México y Canadá. El incremento de precios y la pérdida de empleos son riesgos que no pueden ignorarse.
La postura de México: firmeza y cooperación
En este contexto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha mostrado una postura que combina firmeza y diplomacia. En una carta enviada a Trump, Sheinbaum destacó la importancia de la cooperación económica recíproca y subrayó que México está dispuesto a responder con medidas arancelarias propias si fuera necesario. Esta respuesta refleja un cambio significativo en la estrategia mexicana, que en el pasado priorizaba la contención frente a la retórica antimexicana.
La presidenta Sheinbaum también ha dejado claro que México no aceptará imposiciones que vulneren su soberanía. El rechazo tajante a las propuestas de intervención militar estadounidense bajo el pretexto de combatir el narcotráfico es un ejemplo de ello. Este enfoque busca proyectar a México como un socio comercial confiable, pero con límites claros ante cualquier intento de coerción.
Canadá: entre la presión interna y la diplomacia
Por su parte, Canadá enfrenta un dilema propio. El primer ministro Justin Trudeau, bajo presión de sectores conservadores y con elecciones en puerta, ha dejado entrever la posibilidad de explorar acuerdos bilaterales con Estados Unidos, excluyendo a México. Este planteamiento, aunque aún no oficial, evidencia las tensiones internas y externas que enfrenta el gobierno canadiense.
Sin embargo, desmantelar el TMEC no es una tarea sencilla. Ontario, la provincia más industrializada de Canadá, ya ha advertido sobre el impacto devastador que un arancel del 25% tendría en su economía. La posibilidad de una recesión hace que la mayoría de las provincias sigan apostando por mantener el acuerdo trilateral, aunque no descartan adoptar una postura más agresiva en la renegociación.
Áreas de oportunidad para México
A pesar de los desafíos, la renegociación del TMEC también abre la puerta a oportunidades importantes para México. La diversificación de mercados es una de ellas. Ante la incertidumbre que genera depender tanto de Estados Unidos, México puede fortalecer relaciones comerciales con otros países y regiones, como la Unión Europea y Asia.
Además, el contexto actual permite a México reafirmar su posición como un socio estratégico en sectores clave como el automotriz, la manufactura avanzada y la tecnología. La estabilidad macroeconómica y la calidad de su mano de obra siguen siendo ventajas competitivas que podrían aprovecharse en las negociaciones.
Otra área de oportunidad es el impulso al comercio interno. Fortalecer el mercado nacional no solo ayudaría a reducir la dependencia externa, sino que también crearía empleo y fomentaría el crecimiento económico sostenible. Este enfoque requerirá políticas públicas enfocadas en infraestructura, innovación y apoyo a las pequeñas y medianas empresas.
El TMEC ha sido, durante casi tres décadas, un motor de desarrollo económico en Norteamérica. Sin embargo, su futuro depende de decisiones que los tres países deberán tomar en un contexto de tensiones políticas y económicas. Para México, la clave estará en mantener una postura firme pero abierta al diálogo, aprovechando las áreas de oportunidad que este reto presenta.
La renegociación ya comenzó, y aunque el camino por recorrer está lleno de obstáculos, también está lleno de posibilidades. La responsabilidad recae en los líderes de las tres naciones para transformar este momento de crisis en una oportunidad para fortalecer no solo el comercio regional, sino también los lazos de cooperación que han sido esenciales para el desarrollo de la región. Solo así se podrá garantizar que el TMEC siga siendo un pilar fundamental del crecimiento económico y la estabilidad en Norteamérica.
La Opinión
La utopía de vivir bien

Cada generación tiene su propia idea del sueño que perseguir. Para nuestros padres, vivir bien era tener un trabajo estable, una casa propia, un coche, una familia. Ese era el ideal. Una vida con certezas, o al menos con una ruta clara. Para muchos jóvenes hoy, eso parece más una fantasía que una meta realista.
Piénsalo. ¿Cuántos de nosotros, a los veintitantos o treinta y pocos, estamos cerca de comprar una casa? ¿O de tener un ahorro suficiente para cualquier imprevisto médico? ¿Cuántos viven con la tranquilidad de que lo que ganan les da para cubrir sus necesidades sin estrés constante? La respuesta suele ser pocos. Muy pocos.
Y no es que no queramos trabajar. Al contrario, hay toda una generación haciendo malabares con chambas, proyectos, freelances, emprendimientos, redes sociales, idiomas y más. Lo que pasa es que el contexto cambió. Las reglas del juego ya no son las mismas. Los precios de todo subieron, pero los sueldos no. La estabilidad se volvió un lujo. Y aun así, seguimos midiendo nuestro éxito con la misma vara que se usaba hace 30 o 40 años.
Nuestros papás, por ejemplo, sabían que si había que apretarse el cinturón durante un par de años para ahorrar, se hacía. Porque aunque las cosas eran duras, el esfuerzo rendía frutos relativamente claros. Hoy vivimos rodeados de estímulos constantes, de una cultura de consumo que no descansa. Queremos la casa, sí, pero también el celular nuevo, los tenis edición limitada, las comidas fuera, los viajes, la suscripción a cinco plataformas y la experiencia instagrameable de cada fin de semana.
Y no está mal querer disfrutar. Al contrario, es válido querer vivir bien, querer gozar. Pero tampoco podemos ignorar que muchas veces nosotros mismos nos saboteamos con ese consumo sin freno. No siempre, pero muchas veces, gastar sin conciencia nos aleja más de lo que creemos de nuestras propias metas. La idea de que todo es inmediato también nos juega en contra: ahorrar, construir algo a largo plazo, renunciar hoy para ganar mañana, suena cada vez menos atractivo en un mundo que te vende gratificación instantánea.
Por eso, creo que toca ser sinceros con nosotros mismos. Sí, el sistema es desigual. Sí, es más difícil. Pero también toca hacernos responsables de nuestras decisiones. De qué gastamos, en qué invertimos nuestro tiempo, qué tipo de vida queremos construir. Tal vez vivir bien no se trate solo de lo que nos falta, sino también de lo que estamos dispuestos a priorizar.
Y al final del día, ¿qué significa vivir bien? ¿Es tener casa propia? ¿Viajar? ¿Tener hijos? ¿Emprender? ¿No tener jefe? La verdad es que no hay una sola definición. Y eso también es parte de lo que distingue a nuestra generación, que estamos empezando a entender que el éxito no tiene por qué verse igual para todos. Que no se trata de cumplir con un guion ajeno, sino de escribir el propio.
El verdadero éxito no tiene que ver con lo que acumulas, sino con lo que construyes contigo mismo. Con la paz de vivir en coherencia con lo que piensas, con lo que sientes y con lo que haces. La felicidad real no es una fórmula única. Es la autorrealización de cada persona, en la forma en que le plazca. Para algunos será formar una familia. Para otros, será emprender. Para otros más, será vivir con menos, pero con más libertad. Y todo eso está bien.
Puede que no todos lleguemos al mismo destino, pero si entendemos que vivir bien es vivir con propósito, en paz con lo que somos y hacia dónde vamos, entonces tal vez ese sueño ya no es una utopía.
La Opinión
Basura cero

Existen diversas tendencias a nivel mundial que han demostrado ser eficientes para mejorar el manejo de los residuos, una de ellas es el principio Basura Cero, el cual es un concepto de vida sustentable que consiste en disminuir, aprovechar y valorizar al máximo los residuos que actualmente generamos. Incorporar este principio en las políticas de gestión de los residuos es uno de los principales retos ambientales para el estado. Los residuos en México tienen un gran potencial para ser aprovechados a través de tecnologías que ya son una realidad en otros países, por ejemplo: la termo valorización, mediante la cual se calientan los residuos a altas temperaturas para producir combustible y generar electricidad sin contaminar; y la biodigestión, gracias a la cual se aprovecha el gas que genera la descomposición de los residuos orgánicos.
En ambos casos, la energía obtenida por dichos procesos puede ser utilizada para hacer funcionar el alumbrado público o como combustible para los diversos sistemas de transporte público, con lo cual no sólo se disminuye el impacto ambiental negativo de los residuos, sino que también se generan ahorros en la satisfacción de aquellas necesidades.
Sin duda el manejo inadecuado de los residuos sólidos es uno de los problemas ambientales de mayor gravedad, por su alto impacto negativo en los recursos naturales y en la salud humana. Por ello, es importante implementar desde la partir educación escolar, una cultura que se oriente a aliviar el problema ambiental y social que ocasiona la basura.
Es importante que como generación, partidos, diputados y sociedad pugnemos por establecer que el gobierno estatal y los municipales tengan la obligación de utilizar la basura para generar electricidad para el alumbrado público y el transporte eléctrico urbano, así se reduciría la contaminación ocasionada por la acumulación de basura en las calles, los tiraderos a cielo abierto, pero además se generan empleos y se obtiene algo productivo de la basura, al reducirse los costos por el manejo de residuos sólidos y generar electricidad.
“BASURA CERO” a como señala la fundación BASURA.ORG es una iniciativa que se ha adoptado en múltiples lugares a nivel mundial y que apunta principalmente a evitar que los residuos que generamos terminen en micro basurales, vertederos o siendo incinerados, estableciendo para esto metas concretas. Para lograr este objetivo es necesario estar conscientes de nuestros hábitos de consumo, del impacto de nuestras acciones y decisiones diarias en nuestro entorno y las personas. Este estilo de vida busca cambiar el sistema productivo y de consumo lineal por uno circular, en que todos los materiales sean recuperados y reinsertados en nuevos ciclos de funcionamiento. BASURA CERO significa diseñar y gestionar productos y procesos para eliminar la producción de residuos, la toxicidad que implican y con ello, conservar y recuperar los recursos de ‘manera eficiente”.
La Opinión
El Futuro del Campo en Tabasco

En Tabasco, el campo siempre ha sido parte de nuestra identidad, pero hoy más que nunca, se presenta como una gran oportunidad para los jóvenes que buscan un futuro rentable y estable. Sin embargo, a pesar de los avances, muchos siguen viendo la agricultura y la ganadería como trabajos duros y poco atractivos. ¿Es realmente así?
Tabasco es un estado privilegiado por su biodiversidad y clima tropical, ideal para el desarrollo del sector agropecuario. Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), es uno de los principales productores de cacao en México, además de destacar en cultivos como plátano y caña de azúcar. A pesar de esto, pocas veces se habla de las oportunidades económicas que el campo puede ofrecer.
El campo no es solo trabajo pesado bajo el sol. La tecnología ha cambiado la forma en que se cultiva y se cría ganado. Por ejemplo, la mejora genética en la ganadería ha permitido el desarrollo de razas como el Brahmán, resistentes al calor y a enfermedades, con un gran valor comercial. Además, el uso de drones, inteligencia artificial y monitoreo satelital está ayudando a los productores a mejorar su eficiencia y reducir costos. En ganadería, los sistemas de rastreo para el control de salud animal y la automatización de la alimentación son avances que hacen más rentable la actividad.
Cada vez hay más productores en Tabasco que aprovechan estas herramientas. Algunos ganaderos ya usan plataformas digitales para vender su ganado, permitiéndoles llegar a mercados más amplios y obtener mejores precios. Esto demuestra que el campo no solo es un trabajo de esfuerzo físico, sino también una industria en constante evolución.
Por supuesto, no se puede negar que trabajar en el campo implica retos. El calor, las lluvias y los desastres naturales son factores con los que hay que lidiar. Pero también hay grandes recompensas: estabilidad, independencia económica y la satisfacción de producir alimentos que llegan a muchas mesas.
El campo ya no es solo para quienes heredan tierras. Gracias a la tecnología, la capacitación y nuevos modelos de negocio, los jóvenes pueden entrar al sector con ideas frescas. Iniciativas como la agricultura orgánica, la ganadería de alto rendimiento y los cultivos especializados están mostrando que es posible hacer del campo un negocio exitoso y atractivo.
Mucha gente joven se aleja del campo porque cree que no tiene futuro, pero la realidad es otra. La innovación y la creciente demanda de productos nacionales e internacionales hacen que el sector agropecuario sea una opción rentable. Lo importante es cambiar la percepción y ver que el campo es una fuente de oportunidades para quienes estén dispuestos a aprovecharlas.
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