La Opinión
La Relación entre México y América Latina en 2025
@bernardobosch

Para el inicio de este 2025, la relación entre México y América Latina se presenta como una gran oportunidad para unir más a la región. Con Claudia Sheinbaum como presidenta de México, parece haber una intención de acercarse más a nuestros vecinos del sur. Hoy en día, muchos países de América Latina enfrentan retos como la inflación, desigualdad y problemas de infraestructura, pero también tienen cosas buenas que podrían ayudarnos a crecer juntos.
En el comercio, países como Brasil, Argentina, Chile y Colombia son clave para México. Por ejemplo, Brasil tiene una gran industria manufacturera y agrícola que nos abre mercados y también nos da ideas para colaborar en tecnología. Argentina está avanzando rápido en energías renovables, algo que también nos interesa mucho en México. Chile y Colombia tienen sectores como minería y servicios donde podríamos trabajar juntos y compartir conocimientos.
Pero no todo es negocio. México y América Latina comparten mucha historia y cultura. Los movimientos sociales y las demandas por más justicia en la región son una oportunidad para colaborar en temas como derechos humanos, medio ambiente y educación. México podría tomar un papel más activo para ayudar a resolver estos problemas comunes, siempre escuchando y trabajando en equipo.
Claro que también hay problemas. Las tensiones políticas y las diferencias ideológicas entre algunos países a veces dificultan la integración. Además, la influencia de potencias como China y Estados Unidos en la región nos obliga a pensar bien cómo queremos posicionarnos sin perder de vista lo que realmente importa para nosotros.
Lo importante para mejorar los lazos con América Latina es encontrar temas donde todos podamos estar de acuerdo y trabajar desde ahí. Tenemos herramientas como la Alianza del Pacífico y el Mercosur que podríamos usar mejor, además de buscar nuevas formas de colaborar en cosas como el cambio climático, la inclusión social y la tecnología.
México tiene la posibilidad de convertirse en un aliado clave para América Latina, no solo en los grandes temas internacionales, sino en los asuntos cotidianos que afectan a las personas. Este año podría ser el punto de partida para construir relaciones más humanas, donde el diálogo y la cooperación sean la base. Tal vez no resolvamos todos los problemas de inmediato, pero cualquier paso en esa dirección nos acerca más a una región unida y fuerte.
La Opinión
La utopía de vivir bien

Cada generación tiene su propia idea del sueño que perseguir. Para nuestros padres, vivir bien era tener un trabajo estable, una casa propia, un coche, una familia. Ese era el ideal. Una vida con certezas, o al menos con una ruta clara. Para muchos jóvenes hoy, eso parece más una fantasía que una meta realista.
Piénsalo. ¿Cuántos de nosotros, a los veintitantos o treinta y pocos, estamos cerca de comprar una casa? ¿O de tener un ahorro suficiente para cualquier imprevisto médico? ¿Cuántos viven con la tranquilidad de que lo que ganan les da para cubrir sus necesidades sin estrés constante? La respuesta suele ser pocos. Muy pocos.
Y no es que no queramos trabajar. Al contrario, hay toda una generación haciendo malabares con chambas, proyectos, freelances, emprendimientos, redes sociales, idiomas y más. Lo que pasa es que el contexto cambió. Las reglas del juego ya no son las mismas. Los precios de todo subieron, pero los sueldos no. La estabilidad se volvió un lujo. Y aun así, seguimos midiendo nuestro éxito con la misma vara que se usaba hace 30 o 40 años.
Nuestros papás, por ejemplo, sabían que si había que apretarse el cinturón durante un par de años para ahorrar, se hacía. Porque aunque las cosas eran duras, el esfuerzo rendía frutos relativamente claros. Hoy vivimos rodeados de estímulos constantes, de una cultura de consumo que no descansa. Queremos la casa, sí, pero también el celular nuevo, los tenis edición limitada, las comidas fuera, los viajes, la suscripción a cinco plataformas y la experiencia instagrameable de cada fin de semana.
Y no está mal querer disfrutar. Al contrario, es válido querer vivir bien, querer gozar. Pero tampoco podemos ignorar que muchas veces nosotros mismos nos saboteamos con ese consumo sin freno. No siempre, pero muchas veces, gastar sin conciencia nos aleja más de lo que creemos de nuestras propias metas. La idea de que todo es inmediato también nos juega en contra: ahorrar, construir algo a largo plazo, renunciar hoy para ganar mañana, suena cada vez menos atractivo en un mundo que te vende gratificación instantánea.
Por eso, creo que toca ser sinceros con nosotros mismos. Sí, el sistema es desigual. Sí, es más difícil. Pero también toca hacernos responsables de nuestras decisiones. De qué gastamos, en qué invertimos nuestro tiempo, qué tipo de vida queremos construir. Tal vez vivir bien no se trate solo de lo que nos falta, sino también de lo que estamos dispuestos a priorizar.
Y al final del día, ¿qué significa vivir bien? ¿Es tener casa propia? ¿Viajar? ¿Tener hijos? ¿Emprender? ¿No tener jefe? La verdad es que no hay una sola definición. Y eso también es parte de lo que distingue a nuestra generación, que estamos empezando a entender que el éxito no tiene por qué verse igual para todos. Que no se trata de cumplir con un guion ajeno, sino de escribir el propio.
El verdadero éxito no tiene que ver con lo que acumulas, sino con lo que construyes contigo mismo. Con la paz de vivir en coherencia con lo que piensas, con lo que sientes y con lo que haces. La felicidad real no es una fórmula única. Es la autorrealización de cada persona, en la forma en que le plazca. Para algunos será formar una familia. Para otros, será emprender. Para otros más, será vivir con menos, pero con más libertad. Y todo eso está bien.
Puede que no todos lleguemos al mismo destino, pero si entendemos que vivir bien es vivir con propósito, en paz con lo que somos y hacia dónde vamos, entonces tal vez ese sueño ya no es una utopía.
La Opinión
Basura cero

Existen diversas tendencias a nivel mundial que han demostrado ser eficientes para mejorar el manejo de los residuos, una de ellas es el principio Basura Cero, el cual es un concepto de vida sustentable que consiste en disminuir, aprovechar y valorizar al máximo los residuos que actualmente generamos. Incorporar este principio en las políticas de gestión de los residuos es uno de los principales retos ambientales para el estado. Los residuos en México tienen un gran potencial para ser aprovechados a través de tecnologías que ya son una realidad en otros países, por ejemplo: la termo valorización, mediante la cual se calientan los residuos a altas temperaturas para producir combustible y generar electricidad sin contaminar; y la biodigestión, gracias a la cual se aprovecha el gas que genera la descomposición de los residuos orgánicos.
En ambos casos, la energía obtenida por dichos procesos puede ser utilizada para hacer funcionar el alumbrado público o como combustible para los diversos sistemas de transporte público, con lo cual no sólo se disminuye el impacto ambiental negativo de los residuos, sino que también se generan ahorros en la satisfacción de aquellas necesidades.
Sin duda el manejo inadecuado de los residuos sólidos es uno de los problemas ambientales de mayor gravedad, por su alto impacto negativo en los recursos naturales y en la salud humana. Por ello, es importante implementar desde la partir educación escolar, una cultura que se oriente a aliviar el problema ambiental y social que ocasiona la basura.
Es importante que como generación, partidos, diputados y sociedad pugnemos por establecer que el gobierno estatal y los municipales tengan la obligación de utilizar la basura para generar electricidad para el alumbrado público y el transporte eléctrico urbano, así se reduciría la contaminación ocasionada por la acumulación de basura en las calles, los tiraderos a cielo abierto, pero además se generan empleos y se obtiene algo productivo de la basura, al reducirse los costos por el manejo de residuos sólidos y generar electricidad.
“BASURA CERO” a como señala la fundación BASURA.ORG es una iniciativa que se ha adoptado en múltiples lugares a nivel mundial y que apunta principalmente a evitar que los residuos que generamos terminen en micro basurales, vertederos o siendo incinerados, estableciendo para esto metas concretas. Para lograr este objetivo es necesario estar conscientes de nuestros hábitos de consumo, del impacto de nuestras acciones y decisiones diarias en nuestro entorno y las personas. Este estilo de vida busca cambiar el sistema productivo y de consumo lineal por uno circular, en que todos los materiales sean recuperados y reinsertados en nuevos ciclos de funcionamiento. BASURA CERO significa diseñar y gestionar productos y procesos para eliminar la producción de residuos, la toxicidad que implican y con ello, conservar y recuperar los recursos de ‘manera eficiente”.
La Opinión
El Futuro del Campo en Tabasco

En Tabasco, el campo siempre ha sido parte de nuestra identidad, pero hoy más que nunca, se presenta como una gran oportunidad para los jóvenes que buscan un futuro rentable y estable. Sin embargo, a pesar de los avances, muchos siguen viendo la agricultura y la ganadería como trabajos duros y poco atractivos. ¿Es realmente así?
Tabasco es un estado privilegiado por su biodiversidad y clima tropical, ideal para el desarrollo del sector agropecuario. Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), es uno de los principales productores de cacao en México, además de destacar en cultivos como plátano y caña de azúcar. A pesar de esto, pocas veces se habla de las oportunidades económicas que el campo puede ofrecer.
El campo no es solo trabajo pesado bajo el sol. La tecnología ha cambiado la forma en que se cultiva y se cría ganado. Por ejemplo, la mejora genética en la ganadería ha permitido el desarrollo de razas como el Brahmán, resistentes al calor y a enfermedades, con un gran valor comercial. Además, el uso de drones, inteligencia artificial y monitoreo satelital está ayudando a los productores a mejorar su eficiencia y reducir costos. En ganadería, los sistemas de rastreo para el control de salud animal y la automatización de la alimentación son avances que hacen más rentable la actividad.
Cada vez hay más productores en Tabasco que aprovechan estas herramientas. Algunos ganaderos ya usan plataformas digitales para vender su ganado, permitiéndoles llegar a mercados más amplios y obtener mejores precios. Esto demuestra que el campo no solo es un trabajo de esfuerzo físico, sino también una industria en constante evolución.
Por supuesto, no se puede negar que trabajar en el campo implica retos. El calor, las lluvias y los desastres naturales son factores con los que hay que lidiar. Pero también hay grandes recompensas: estabilidad, independencia económica y la satisfacción de producir alimentos que llegan a muchas mesas.
El campo ya no es solo para quienes heredan tierras. Gracias a la tecnología, la capacitación y nuevos modelos de negocio, los jóvenes pueden entrar al sector con ideas frescas. Iniciativas como la agricultura orgánica, la ganadería de alto rendimiento y los cultivos especializados están mostrando que es posible hacer del campo un negocio exitoso y atractivo.
Mucha gente joven se aleja del campo porque cree que no tiene futuro, pero la realidad es otra. La innovación y la creciente demanda de productos nacionales e internacionales hacen que el sector agropecuario sea una opción rentable. Lo importante es cambiar la percepción y ver que el campo es una fuente de oportunidades para quienes estén dispuestos a aprovecharlas.
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